lunes, 17 de septiembre de 2007

sábado, 8 de septiembre de 2007

corticoles de bruselas

no voy a escribir ni una sola mayúscula en este post. bruno ha sacado la tecla y no voy a tomarme más molestias, sepan ustedes comprenderme. al menos he venido. últimamente me falta tiempo hasta para terminar el café de la mañana, aunque mi ausencia del blog en realidad se debe más a que ya no escribo nunca desde el curro. ni visitas le doy, imagínense como es la cosa. y encima ahora agarro los trastos y me vuelvo a la web en inglés. feliz septiembre.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Vacaciones terminadas



Aquí os dejo un montón de fotos.
Me voy a la cocina a fabricar brownies.

jueves, 26 de julio de 2007

Sin documentos

Mientras medio planeta planea o disfruta de sus vacaciones, yo me voy habituando a mi nuevo trabajo (bigger, brighter, bolder) y así a priori sólo tengo cosas positivas y estimulantes qué contar. Excepto una. Así que para qué perder el tiempo con buenas nuevas, iré directita al morbo. Ayer me robaron mi recién comprada cartera con 30 euritos dentro, todas las tarjetas y la documentación brutalmente necesaria para conducir, identificarme ante las fuerzas del orden e incluso utilizar el garaje de la empresa.

Perder objetos es un pequeño golpe. Que te roben es un asco. Y que te quiten las cosas cuando están dentro de tu bolso, que está sobre tu mesa, en el lugar donde trabajas, eso ya supongo que no tiene precio. Juan, mañana me toca a mí lidiar con la DGT.

lunes, 23 de julio de 2007

No, pero bien

El blog se queda revoloteando mientras yo sigo en movimiento en varias direcciones. Me pregunto si merece la pena seguir tirando de este hilo, ahora que el tiempo me sigue ahogando. Robarle ratos al fin de semana y actualizar cada siete días me parece un poco idiota. Aguantar un trocito de medianoche porque los chicos duermen y estoy sola en el salón haciendo como que veo Seis Grados también me parece bastante idiota. Yo le doy vueltas y el blog sigue revoloteando, no sé en qué acabará todo esto.

Vosotros, ¿bien?

lunes, 16 de julio de 2007

En este ratito


En este ratito que no estaba he dado a la tecla de reinicio y he empezado una nueva sesión de mi vida. Y hemos montado todo un armario ikea. Ahora ya tengo donde colgar las perchas de mi nueva imagen corporativa. Ya solo me queda rediseñar este blog y largarme a la playa (días: -11).

miércoles, 4 de julio de 2007

Qué lástima pero adiós

En la oficina sólo está otra chica porque aún es temprano. Oigo pájaros y tráfico del barrio de Salamanca. Abro el cajón del escritorio.

Inventario: documentación seguramente prescindible al fondo; un abanico verde oscuro que nunca usaré porque me conozco (aunque no la persona que me lo regaló); un rotulador azul Bic WhiteBoard Marker para, ya saben, pizarras; una grabadora digital de voz que no funciona con ningún ordenador de la agencia; un tampax de los amarillos; una caja de Fastum en pastillas; pilas Panasonic Essential Power AA; otro rotulador pero para papel, fluorescente; un montón de tarjetas de visita envueltas en papel blanco y elásticos marrón claro; una libreta de portada histérica, de esas que me compro por arrebatos, normalmente en un Vips; crema de manos con aceite de oliva y granadina.

Si esto fuera una peli, lo metería todo en una caja de cartón de la que sobresaldría un ficus pequeño, frondoso y caminaría por el pasillo hacia la puerta con una lagrimita y una sonrisa.

Pero niet, esto no es hawaiquéguay y yo me voy contenta. Encantada de tener uno de esos retos que te inyectan de adrenalina la cabeza, triste por dejar un lugar cómodo en el que he estado francamente bien. Qué lástima pero adiós.

jueves, 28 de junio de 2007

Fête(n)

Kurt y yo comentamos mucho muchas cosas, y una de ellas es que Juan es cantidad de glamouroso. Y como además es un encanto, si te invita a una fiesta por su 40 cumpleaños pues vas y ni te planteas otra cosa.

Yo me esperaba algunas cosas del evento. Esperaba encontrarme con gente que hace tiempo que no veo y que siempre me da alegría, porque son un atajo de personas que consiguen hacerme reir en cuestión de minutos y eso es estupendo para la gimnasia facial. Esperaba encontrar un local chulo y asuntos ricos de comer. Esperaba musicón, algún cóctel.

Y esto es lo que me encontré: Dos puertas grandes y negras en mitad de una de esas calles terriblemente residenciales del Viso, donde se oye copular a los gatos pero no hay rumor de fiesta por ninguna parte. Llamas al timbre y te hacen pasar a un local mágico donde Juan como siempre sonríe un montón y tú dices ay qué bien todo, y lo piensas. El sitio es alargado, tiene hortensias, cuadros de todos los tamaños, sillas de enea, un tablao, camareros de catering con camisetas negras, amiguetes, desconocidos, buen rollo, sushi y una chica rubia que se gira y dice tu debes ser uma.

Y así nos instalamos Pablo y yo en la tribu que lideraba Dwalks (en altura y capacidad de entretenimiento) y que integraban unos estupendos extraños que iban dándote sus nombres interneteros y se convertían en primos segundos en cuestión de segundos. Un placer conocer a Cranston, Hans, QuietaLeona, la Chica Química y compartir esa riada de gintonys con La Mujer Tirita. Merci pour la fête. Feliz verano a todos.

Mañana os cuento mis novedades mundiales.

lunes, 25 de junio de 2007

Cóctel de gambas

- Dos semanitas en un apartamento del Alto Ampurdán.
- Un niño entusiasta con la actividad del cuarto de baño.
- Un curso de natación.
- Un horario de verano con las horas contadas.
- Unas primeras vacaciones playeras.
- Un proyecto tan nuevo entre las manos, que aún está tirante.
- Crema de sol que no pringa y en spray.
- Melón sin jamón pero con gazpacho.
- El maldito bikini.

miércoles, 20 de junio de 2007

Regálame un par de días, o tres horitas

Podría volverme loca, estirar el límite de la tarjeta de crédito y dibujar una frontera de chicle en mi cabeza, comprarme todos los caprichos que se me ocurran, apuntar a Bruno a clases de tai-chi tirolés con feng shui basado en los colores del cristal de Swarovski. Podría llevarme los zapatos Bally más caros y lustrosos de Bally para que Pablo baile en salones de parqué. Hacerme la pedicura en el Lab Room. Todos los días. Podría dormir en suites de hoteles de Kenia y comprarme un vestido de Missoni para ir a la fiesta de Juan este viernes. Podría entregarme a todos esos placeres y seguiría sin tener sensación de poderío porque, por más que le doy vueltas, el único lujo que me hace suspirar es el tiempo.

lunes, 18 de junio de 2007

Un rato en Barcelona

alley


Las aceras estaban pegajosas y la plaza donde viví quince días parecía otra vez a punto de derretirse. Con un ramillete de horas libres me fui corriendo hacia el Born, previo paso por la Sagrada Familia. Seguía andamiada. Seguí sin entrar.
Comí mal.
Me perdí.
Me reorienté en el metro.
Me encontré en casa otra vez.
Las aceras estaban menos pegajosas en el Born. El mar olía a mar catalán, que significa mal y bien y sobre todo pegajoso.
El avión me devolvió a casa con mucho retraso.

Siempre, siempre es un placer volver a Barcelona. Aunque sea un rato.

martes, 12 de junio de 2007

Una de las dos te helará el corazón

Anoche lloré un poco mientras terminaba la última novela de Almudena Grandes. No es 'Los Aires Difíciles', claro, eso me lo esperaba, pero ha sido un placer leerme las casimil páginas de 'El Corazón Helado'. Y además es que yo lloro en seguida.

Una de las dos Españas te helará el corazón. Pienso en el corazón del abuelo de Pau. En el de Juan Francisco, el profe. En el de mi abuela Rosa. En el del tío de Marcos. Pienso en los que fueron niños de la guerra y al ir a ver el documental de Rusia, hablaban con la pantalla. "¡Ese es Carlitos! Mira la Encarna como iba...". Los ancianos que se revolvían en la primera fila mientras sus amigos circulaban en blanco y negro y sepia. Pensaba en dónde estás tú y dónde me sitúo yo. Los bandos. Las fosas comunes. Las historias tan negras que no se ven.

Pablo se metió en la cama poco después que yo y al principio no dijo nada, pero después sonrió y susurró "no llores de emoción, tontita". Y él no me entendió, porque yo ya lloraba un poco más que al principio, así que lo tuve que repetir: "si es que no estoy leyendo la novela, estoy leyendo los agradecimientos de la autora".

lunes, 11 de junio de 2007

Elefante repeinado

El curso va terminando y el viernes en la guardería escuela infantil celebraron una fiesta con barbacoa, gente en zancos y música. Bruno se gradúa de segundo de plastilina y yo me doy cuenta de que no han parado en todo el año. Manos arriba, no pares de modelar, pintar, pegar, cortar, apretar. Han hecho animales con yogures, autobuses con cajas de neveras, buzones, carpetas, arreglos florales con hueveras. Se han vestido de otoño y de primavera, de saltimbanquis, de domadores y de leones.

Por eso no me sorprendió ver el otro día una nota pegada en la puerta de su clase. "A la fiesta de fin de curso los niños irán vestidos de elefantes". Pensé en la máscara que tenía mi hermana pero no me dio tiempo a encontrarla. Pensé en fabricar algo y no me llegaban las ideas. Bajé al chino y compré una diadema ancha y papel pinocho gris oscuro, un poco brillante, para hacer las orejas. Pensé que esa noche podría coser un elefante a una camiseta antigua y apañar el look.

Al día siguiente ya estábamos en el día menos uno y lo único que había sobre mi mesa era una diadema y una rollo de papel pinocho gris elefante. Fui a recoger a Bruno y había otra nota en la puerta, recordándonos que la fiesta sería en el jardín, con una barbacoa, con titiriteros y música. Y la nota nos recordaba que todos los niños debían ir "vestidos elegantes".

jueves, 7 de junio de 2007

El niño y la catorceañera. Ensayos en la cocina.



En esta familia no suele faltar la música en directo. Y algunos vamos sobrados de actitud. En la imagen, mi móvil venido a más con mi cámara venida a menos capta un momento en la cocina de la Mountain Family donde Big M. enseña a su primo a tocar la guitarra electrónica. A esta familia le molan un montón los gadgets. Y las camisetas azules.

martes, 5 de junio de 2007

Second chance


No, en serio, lo de Second Life no lo entiendo. No me gusta, no me seduce, no es mi rollo aunque pensé que podría serlo. Los Sims, sí. Foros de internet, claro. Puntos de encuentro, portales para conocerse, estrategias empresariales arrollando la Red, por supuesto. Pero esto de Second Life no me lo explico.

lunes, 4 de junio de 2007

Más fin que semana

Los fines de semana son pequeñas bolas de polvo de esas que encuentras detrás de las puertas, al menos en mi casa. Yo veo la bolilla y pienso "tengo que pasar la aspiradora sin falta", pero en seguida me digo "aunque antes habría que pasar el trapito y después ponerse con el suelo".

En dos minutos he sacado brillo mental hasta en los cantos superiores de las puertas del salón y saboreo el resto de mi tiempo con los pies en alto, el periódico edición dominical sobre las rodillas y los hielos de mi cocacolazero sonando en un vaso ancho.

La realidad, cabrona es, revolotea sin embargo sobre mi fin de semana y cuando abro los ojos he llegado tarde a comprar el periódico y mi nevera está vacía de refrescos. Pones un par de lavadoras y el lunes por la mañana pisas la bola de polvo de detrás de la puerta.

jueves, 31 de mayo de 2007

Clienta electrónica

Es mi nuevo autoproclamado cargo. Compro por internet como si las tiendas del barrio no existieran. Como si lo hubieran hecho siete generaciones de mis antepasados. Como si fuera lo normal. Lo obvio.

Me he comprado mariposas de papel, mi vestido de novia, pantalones para Bruno pintados a mano por una madre de tres en Virginia del Norte, latas de mejillones, ilustraciones en tinta sobre páginas de novela negra, camisetas retromodernas y el 30% de los libros de la estantería.


Y ahora que una amiga va a tener una Sofía, la clienta electrónica que hay en mí acaba de hacerse con estos zapatos, que llevo meses mirando en la casa de Catarina M.. Ella los llama sapatinhos.

lunes, 28 de mayo de 2007

estoy en ello

estoy volviendo


despacito


sobre mis pasos...

domingo, 13 de mayo de 2007

Un poquito de boda en movimiento

Por ahora, nada de fotos, nada de imágenes de la novia, nada de cotilleo visual. Por ahora, un vídeo. Veis al inquieto niño pera llamando a su padre durante el cóctel de antes de la cena. De fondo, el lago. Me mola mi cámara que hace vídeo.

jueves, 10 de mayo de 2007

Lovely se casó


El coche de alquiler iba dando órdenes -gire a la izquierda dentro de un kilómetro dirección Berna- por la A5 que une Ginebra con La Neuveville. En el asiento trasero, mi sobrina M minúscula sugería una batería de juegos de viaje mientras Bruno aún canturreaba la última canción de la tarde (a la chichichichiiii uaua! a la uauauaua chichi!). Pablo miraba por la ventana. M minúscula elucubraba sobre cómo iba a ser la Gran Boda Suiza de Lovely con su germano prometido.

- ¿Y hace cuánto que os conocéis Lovely y tú?, preguntó M.
- Pues teníamos como 11 años, y ahora tenemos 33. Calcula.
- Nueve, catorce, quince...- M. susurraba y contaba con los dedos -¡Veintidós!-, anunció, triunfal.

Así que 22 años después de conocerla, ahí me tenías, agarrada a un volante japonés que me llevaba por caminos verdes a ver cómo se casaba nuestra Lovely, igual de rubia que siempre, igual de contenta que el primer día que empezó su historia con el chico moreno internetero, igual de apacible y segura.

Miren, irse de viaje con un niño de dos años irascible y encantador a partes exactamente iguales es una lotería, y a nosotros nos tocó línea, bingo y el combo. Ahorro detalles sobre la extenuación máxima, las locuras de los aviones que no llegan, la impaciencia, y os cuento que el sitio donde Lovely y M. se casaron es un pueblo de cuento, con su lago, su ambiente medieval y su canesú (verde). La noche antes de la boda nos invitaron a una raclette en una bodega del año pum donde daban ganas de ponerse un traje corte imperio y un cucurucho con ribete de tul en la cabeza. Por lo menos a mí.

Al día siguiente, turismo bajo la lluvia en una ciudad donde lo mismo los lugareños hablan francés que alemán, porque esa parte de Suiza es así de desquiciada y polifacética. Morat es una ciudad amurallada pequeña y como de Erase Una Vez El Hombre, capítulo Guerras Católicas. Un paseo, comer salchicha y corriendo al hotel que la ceremonia empieza a las cinco en punto.

Ya vendrán las fotos, pero avanzo que los dos estaban guapísimos. Lovely llevaba un vestido corto a la rodilla, con escote en uve y dos colores (blanco y beige) que era discreto y chic, y que cumplía su función perfectamente porque cierro los ojos y no me puedo imaginar a Lovely casándose con otro traje que la definiera tan bien. La ceremonia transcurrió un poco lenta, porque Bruno tenía mucho interés en correr y gritar y moverse en dirección contraria a todas partes, y porque oficiaba una pastora alemana luterana que decía cosas incongruentes para los que no hablamos su idioma.

Yo miraba desde el tercer banco y la veía sentada de espaldas, con su vestido perfecto, su diadema escueta sobre la melenita corta y rubiafresa, y me emocionaba pero me decía no te emociones porque tú no eres de esas y las bodas te dan igual, pero no me da igual, joder, porque se casa enamorada hasta el final del canalillo, contenta y convencida, se casa con un tipo que la va a querer un montón y después de tanta correría y tanta alegría y tanto llorar por las esquinas por los furtivos chavales que se escaparon o dejamos escapar en todos los veranos en los que tuvimos quince años de edad mental, porque se casa en Suiza y tengo la suerte de verlo, porque la que se casa es Lovely, enhorabuena bonita.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Garganta y nariz


Estamos malos.

jueves, 26 de abril de 2007

Despierta. Corre. Curra. Repite.

Mañana me voy a Sevilla a trabajar un rato pero en realidad será una copia de hoy, ayer y el martes de la semana pasada. Aparte de los ratos que me adjudico para estar con Bruno y con Pablo, últimamente la agenda está llena de despierta-corre-curra (repetir hasta resultado apropiado).

En otro orden de cosas, la economía de guerra y sobre todo el ya mencionado escaso presupuesto de ratos libres me hacen experimentar con el tinte más allá de las fronteras de la peluquería. Escribo con la cabeza emplastada en un asunto que por ahora es rosa.

Mañana me voy a Sevilla, puede que con el pelo rosa. Qué propia para la Feria.

martes, 24 de abril de 2007

Still crazy after all these years

Después del intenso picnic de la tarde del sábado, mi hermana y yo nos adentramos en Madrid para irnos a cenar con unas mujeres, todas extranjeras, todas divinas, a celebrar la despedida de soltera de LovelyV. El circuito empezó en Spott, continuó en la parte baja del Susan y finiquitó por mi parte en el Costello. Una retirada a tiempo es básica cuando estás de fiesta infantil-juvenil desde primera hora de la mañana (dijo ella a la defensiva).

Yo no conocía el Costello porque llevo fuera de la noshe madrileña demasiado tiempo, pero me encontré en casa nada más cruzar la puerta. Qué alegría de ambiente, de musiquita y tremenda la sopresa cuando bajas la escalera y un garito nuevo ruge detrás de la cortina.

Mientras aún estábamos en la planta de arriba, mi hermana me señaló una pareja que se miraba así como mirabas tú a tu tercera novia en el instituto, y como miraba yo a River Phoenix en el poster de mi cuarto. Mi hermana les había tratado una vez por un bisnes y ahora dudaba si saludar o no. Ellos, acaramelados y envueltos en merengue, charlaban y se reían y se contaban cosas al oído. Ella tenía el pelo largo y él también. Rondaban los 30. Bebían cerveza.

Mi hermana me dio más datos. "Tienen tres hijos". Y entonces me volví a girar, casi sin discreción, para comprobar que eran ellos. Ella se tocaba la melena y él sonreía, mirándola así como tú mirabas los escaparates de Viena Capellanes al salir del cole. Tres hijos después, yo también querría mirar a mi pareja con enajenación romántica aguda. Y que me mirara como si fuera Uma Thurman envuelta en látex, y no Uma B. envuelta en ojeras. Por ejemplo.

domingo, 22 de abril de 2007

Categoría: + 2 años

Bruno cumple dos años dentro de unas horas. Por extensión, yo cumplo dos años con el título de madre. Llevamos celebrándolo desde ayer, y lo que nos queda.

Hicimos un picnic en una pradera cerca de casa. Aquí hay algunas fotos. Vinieron muchos de nuestros amigos y sobre todo bastantes más niños de lo que pensaba. También fue aún más divertido de lo que pensaba. A Bruno le regalaron juguetes y nada más que juguetes. Me ha impresionado que todos sean tan bonitos y escogidos con tanto mimo. Y me ha impactado ver que Bruno era perfectamente consciente de que ésa era su fiesta y se hizo con un saco de emociones y risas y ohhhh y alaaaaaaaaaaaaaa y carreras alrededor del merendero. Faltó comida, cubiertos y organización. Sobró un poco de cocacola. Nos lo pasamos muy bien. Y la tarta estaba buenísima.

Total, que nos quedan unas cuantas horas para ser padres de un niño de dos años que se acaba de convertir al azúcar de las piruletas con fe a estrenar y que canta la versión inglesa de cumpleaños feliz y la española de Debajo Un Botón. Ya no es ningún bebé. Me di cuenta cuando empezó a señalarlos (a los bebés) por la calle. Aún no sabe saltar muy bien pero corre con clase y está muy suelto con las escaleras en cualquier dirección. No se sabe abrochar el abrigo pero se lo quita en cuatro segundos. Habla dos idiomas pero todavía no domina ninguno. Si le preguntas te dirá que tiene tos años y hará un gesto flamenco con las manos.

martes, 17 de abril de 2007

Debo ser la única

que ni siente ni padece ni le interesa ni le importa ni conoce
second life.



PD: Pero a esta tendencia sí que me he apuntado, oiga.

miércoles, 11 de abril de 2007

martes, 3 de abril de 2007

De tu edad

Una cosa son los años y otra la edad.

Qué silencio.
(Será que la mitad de quienes normalmente me leéis habéis hecho una espantá ante la perspectiva del rollo "la edad está en el interior y lo importante es cómo te sientas, no lo que diga el DNI").

Una cosa son los años y otra es que alguien que podría ser tu padre o tu tío el mediano te diga "la gente de nuestra edad" y resulta que se refiere a su edad y a la tuya COMO SI FUERAN LA MISMA FRANJA HORARIA. Decido que son argucias para crear cercanías ficticias entre personas, pero no puedo evitar hacer memoria. Rebobino hasta que mis pies se plantan delante del mostrador de la farmacia. "Es que se me ensucia el pelo", le explico. La farmacéutica -canosa de pelo, serena de ojos, con la piel del cuello descolgada- me mira prolongadamente, esperando a que continúe, con un tipo de atención que sólo he detectado en farmacéuticos. Así que amplío información y le cuento que esto nunca me ha pasado, que el pelo limpio me dura unas horas, que ya no sé si embutirme para siempre en un sombrero panamá o fomentar el look GI Jane. "Esto pasa a nuestra edad, sobre todo si eres madre. Prueba con este de Vichy". Sobre el mostrador he colocado el antibiótico infantil y crema extra hidratante ultra mega intensa o sea no te cuento lo que hidrata para la piel de Bruno. La farmacéutica no necesitaba más pistas para saber que tengo un hijo, así que salgo de allí con la etiqueta de madre, la de "nuestra edad" y la de "estresada, hormonalmente irregular y con el pelo grasiento".

Y lo cierto es que con 33 años no tengo ni idea de cuántos años tengo y mucho menos de la edad a la que pertenezco.

(feliz cumpleaños, lovely ;)

miércoles, 28 de marzo de 2007

Pensamientos tóxicos

Ayer salí de trabajar unas seis horas más tarde de lo habitual, dinamitando la conciliación familiar y sacudiendo de ideas la cabeza para que me dejara de doler.

Estoy de cierre de la revista.
Pablo tiene baja médica por un problema en la rodilla que tiene forma de expediente equis y Bruno lleva dos días sin cole por otitis y laringitis.

Hoy he entrado antes de lo habitual, dinamintando la conciliación laboral y después de compartir con Bruno un buen rato de la madrugada. Le ha despertado la fiebre a las tres de la mañana con un humor excelente. Hemos jugado un rato mientras le cambiaba el pijama, empapado de grados de más. Pensaba en lo mucho que me gustaría quedarme con él todo el día. Pensaba pensamientos tóxicos de los que me hacen odiar la oficina y blasfemar sobre los atascos de más de tres minutos.

Pero he terminado de abotonar el pijama de Bruno, he juntado mi nariz con la suya y me he quitado de encima tanto desasosiego para poder dormir un ratito.

lunes, 26 de marzo de 2007

Primaveral estoy

Hoy me pongo en plural.

viernes, 23 de marzo de 2007

... París

Decir que París me gustó es decir que derribar las Torres Gemelas fue de mala educación. Describir lo que vi tampoco tiene mucho sentido. Contaros que París es muy bonito me sabe a consomé sin sal. Pero el caso es que París me gustó. Es muy bonito.

Me impresionó que un lugar que he visto tantas veces en fotos, en pelis, en libros y en las historias de la gente no me defraudara en absoluto. El color de las calles es distinto al de cualquier otra ciudad. Cuando descubres los tejados de París da un poco de vergüenza porque te das cuenta de las veces que has visto copias malas en la calle Serrano, en San Sebastián, en San Petersburgo y en el Soho.

Subí a la Eiffel porque todo el mundo me gritaba que debía hacerlo, incluyendo las voces más roncas de mi cabeza, así que sepulté la cabeza en el hombro de Pablo para el tramo final de la torre y lloré con alevosía hasta que se detuvo el ascensor. Mereció tanto la pena que al volver me envalentoné y abrí los ojos en la bajada. Eso también valió la pena.

Comimos quiche cerca del Sena y bebimos burdeos en el barrio latino, a cinco con ochenta la copa. Pasamos mucho frío y bastante lluvia. Sufrimos todo lo que se puede sufrir con una compañía aérea de bajo coste. A la ida y a la vuelta. Pero me pareció que dormir tumbada en una butaca de aeropuerto es algo que uno tiene que hacer por lo menos una vez en la vida.

Los parisinos, bien. Camareros amables y peatones sonrientes dinamitaron mis prejuicios en un periquete. Pablo se enamoraba un poco de las parisinas con melena lacia, yo me quedaba mirando a los mulatos con el pelo disparado en Montmartre. Los dos caímos rendidos del Museo d'Orsay, porque es un edificio brutalmente bonito y porque subes a la quinta planta y te encuentras ala pum con los pasteles de Degas, con cuadros de Van Gogh, con ventanas abiertas al otro lado del río.

El caso es que París me gustó. Es muy bonito.

martes, 20 de marzo de 2007

La touriste

Dos días en París, y dos noches, han bastado.
Rien ne va plus. Esta touriste quiere quedarse ahí para siempre.
Ahí van las fotos.


sábado, 17 de marzo de 2007

París directo

El viaje empezo en la terraza del hotel de colores en Madrid, anoche. Hoy estoy en Montmartre con Pablo, esperando a que preparen nuestra habitacion. Ya hemos paseado. Hace frio. Todo es mas parisino de lo que me esperaba. Me gustan las casas y la gente que va sonriendo por la calle. En este barrio hay muchos ninios y pocos perros. Hay un monton de pastelerias, chocolaterias, floristerias y cafes. Hemos practicado el brunch y ahora volvemos a la cultura ultrameditarrenea para la siesta. Aun me quedan mas de 300 fotos en la tarjeta, tout va bien.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Doble nudo

Yo estoy en el medio de las dos vidas laborales que imagino. En una, progreso adecuadamente en mi carrera. A veces necesito mejorar, a veces destaco, generalmente todo va igual. Curro y me invento proyectos, planeo dar un salto a mi propia empresa o agarrarme más fuerte a la silla, pero el caso es seguir olfateando alguna meta de esas que te hacen millonaria en tu cabeza, terriblemente poderosa (con risa malévola para rematar el conjunto) o simplemente satisfecha.

Conocí a una chica que con 18 años se veía en un futuro caminando por la calle con un montón de bolsas en la mano y una pamela en la cabeza. Y lo decía completamente en serio. Esa imagen se me ha quedado grabada en el disco duro de los momentos surrealistas. Yo me imagino casi igual que ahora y sin pamela. Con más paciencia, con más contactos de trabajo, con más argumentos, con más experiencia. En una de mis vidas laborales imaginadas eso se alcanza siendo rápida, aprendiendo muy deprisa, internándome en mundos que me interesan menos pero me aportan más y utilizando palabras en inglés con más frecuencia de lo necesario.

En la otra vida posible, eso da igual. En la otra vida yo lo que quiero es improvisar. Saber que, si quiero y queremos todos, nuestra casa puede estar en San Lorenzo o en Punta del Este. Que soy periodista aquí pero también puedo ser escritora en Cádiz, traductora en Chicutimi y consultora de comunicación en Florencia. En la otra vida caben más vidas porque nada está atado con doble nudo y lo importante es estar juntos en un sitio que nos deja estar juntos.

A veces me pregunto por qué no estoy instalada en la feliz inestabilidad de la segunda vida. Veo todas y cada una de mis responsabilidades, veo la hipoteca, las facturas, el coche en el taller, las comisiones, el seguro, la visa, la conexión adsl. Veo el doble nudo. Y tengo unas ganas irresistibles de deshacerlo despacito.

martes, 13 de marzo de 2007

Tiene nombre de lumi rusa

El monte Abantos antes de que terminen de cubrirlo de casas.
El camino al cole de Bruno que parece San Francisco pero es San Lorenzo.
El nuevo chichón en la frente de Bruno.
Mis telas de japonesas.
Pablo muy concentrado.
La comida en Bento.
Flores muy de cerca.
El adorno de navidad en rebajas que compré hace un mes.
La humedad en la pared de mi armario para que la vea el presidente.
Bimba, la nueva perra de la Mountain Family.
París.

Hay muchas cosas a las que tengo que hacerles una foto. Por eso me compré esta cámara.

viernes, 9 de marzo de 2007

Y no doy más títulos porque se me olvida todo

Leo Elle todos los meses. Me he suscrito a la extraña y loca edición francesa de Marie Claire Idées. Los Yo Dona se acumulan en casa. Leo El País. Los salmón en la ofi. Leo Living siempre que Nick alguien me lo trae de sus exóticos viajes por BushLand. Leo las espantosas y crueles novelas de Chuck Palahniuk. En mi último pedido a Amazon hay un libro de educación infantil (1-2-3 Magic) y un cuento para Bruno. Leo muchas cosas de Paul Auster. Acabo de terminar Crimen y Castigo. Y ayer me hice con el último de Almudena Grandes. No me llaman ambivalente por nada, sabes.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Caché

Me senté al lado del tipo moreno con edad indeterminada. En la sala ya había unas cinco personas. Eran las siete en punto de la mañana y el impacto del madrugón no me dejó sentir los nervios del verdadero primer día de curro. Aún tengo el cuaderno en el que apuntaba lo que el hombre me iba diciendo, mostrándome en el Mac la página de text edit sobre la que estaba volcando el contenido entero del periódico. Febrero. 1999. < a href> < docs>. Secciones. FTP.

Después llegaron los rudimentos del Page Mill, cagarla al subir las páginas al servidor ("¿quién tiene sociedad? ¿quién coño ha cogido sociedad y no lo ha dicho?"), un curso tardío de dreamweaver, el colega que se sienta a mi lado un momento para contarme que el flash lo va a revolucionar todo (cierto) y el froggle también (en fin), el web mail que amplía su capacidad, los chicos de infografía que desembarcan, la estúpida alegría por entender el código, el peso de las fotos que ya no importa tanto, los vídeos, ¿qué es el streaming? y la ejecutiva que pregunta "si vas a coger las imágenes de mi web ¿qué haré para rellenar los agujeros?", la nochevieja más geek de mi vida, los mails de los amigos, mi blog que se queda en la caché, los chats con las compañeras de turno (de tarde), el icono de la carpeta azul.

Si no lo has visto donde Juan, yo te lo pongo.

lunes, 5 de marzo de 2007

Lima y esmalte

Uno de los primeros blogs que leí en mi vida sigue abierto. Cuando me enganché de verdad a las páginas personales escribí sobre ello en el periódico. Empecé el texto con un entrecomillado de ese primer blog, que venía a decir: "Hoy me he pintado las uñas de rojo. No hacía eso desde los años 70". Yo me pinté las uñas el sábado por la noche. Viendo a Marlon Brando en 'La ley del silencio'. Qué película más inquietante y estupenda. Qué ojos más raros tenía Brando. Él acompañaba a Eve Marie Saint a casa y yo me ponía una segunda capa color vino picado en las uñas.

Hacía un año que no me pintaba las uñas. O más. Cuando nació Bruno las tenía siempre cortas, limaditas y suaves como las de una intelectual. Tenía miedo de arañarle si me dejaba garras de famfatal. Una de tantas decisiones que me han seguido hasta aquí, hasta este rincón en el que de pronto descubro que ya no voy al cine, ya no escucho música en casa, ya no tomó café con casi nadie, ya no me pinto las uñas.

Así que dejé que Marlon Brando se debatiera a saco sobre la conveniencia de denunciar a todos los malones y saqué el esmalte marca porqueyolovalgo. El día menos pensado tiro el rimel seco a la basura y me compro uno nuevo.

jueves, 1 de marzo de 2007

Balanza

Así, que recuerde en este momento:

Me gusta

- la nutella

- coser

- trabajar y reirme al mismo tiempo

- la letra arial, cuerpo doce

- la gente que sonríe demasiado

- llevar puesta ropa de colores

- llevar puesta ropa negra

- tener tiempo


Pero no

- que en el bus se sienten al lado de la ventana y llenen el asiento contiguo con bolsos, bolsas, carpetas y cara de mala hostia

- tener frío

- madrugar muchísimo

- el olor a humedad

- en general, los bolsos que están de moda desde hace unos dos años

- las madres competitivas con sus churumbeles

- los tacones al final del día

- las teles y radios mal sintonizadas

- no tener tiempo

- que me insistan

lunes, 26 de febrero de 2007

Pues sí, la verdad

Yo llego tarde a todas partes y llegar tarde es una de las situaciones que más ansiedad me genera. Vamos bien. Llego tarde al cine, a comer a casa de mi madre, al cierre de la tienda de la esquina y a la esquina misma. Llego tarde a las tendencias, también. Pero esto ya lo he contado antes. Llego tarde a repetirme.

Con retraso sobre el horario previsto vi la última de Almodóvar, en el salón de casa y de pirata. 'Volver', como a casi todos vosotros, me pareció una película de esas en las que te gustaría quedarte atrapado, para irse al pueblo o reunirse con vecinas que ocultan a sus maridos más o menos muertos en los electrodomésticos de casa. Para tener conversaciones sobre las rusas que contratas en la pelu. Para que te den tres besos en cada carrillo.

Así que ahora que ya es tarde y que La Reina cumplió el calendario habitual de premiados, lo voy a decir. En el fondo, albergaba la esperanza de que el oscar se lo llevara Penélope.

viernes, 23 de febrero de 2007

Perspectivas

Es viernes extraño, porque no voy a salir a mi hora de la agencia, porque está todo nublado, porque el domingo me voy con Kurt al teatro (*), porque se me han diluido otros planes de otros ratos y se me abre la perspectiva de dormitar en el sofá mañana por la mañana, mientras Bruno intenta trepar por las paredes, pintar en la tele y colgarse de las cortinas que no he puesto. Viernes extraño y sorprendente que huele a hormigón. Será que hay demasiadas obras a mi alrededor.

(*) Nos vamos a ver Marat Sade, de Animalario. Como siempre, puede que esté muy bien o puede que sea terrible. Kurt y Uma son criaturas de extremos, no de medias flores. Como Arturo Cañas. En cualquier caso, ahí estará el muchacho Sanjuan, que siempre aporta.

lunes, 19 de febrero de 2007

Retro y cursi (y estupendo)

No era muy complicado ser cursi en los ochenta. Se puede compatibilizar perfectamente la coleta modelo surtidor envuelta en elástico rosa fosforito con la caída de párpados y la risa convulsa de los quince años. Que se lo digan a LovelyV. Que miren las fotos en los álbumes de mi madre. Los veranos en Francia donde las dos, una morena y una rubia, intentabámos inútilmente perder el tiempo. Fondos de armario con colores imposible, sombras de ojo beibiblú, pulseras negras de plástico de madonna. No era nada complicado.

La vida era así siempre en esos ochenta del final, pero en los veranos franceses las dos nos sumergíamos en un paréntesis de barcos a pedales y adolescentes que te metían mano en tres idiomas, bebiendo zumos primero, coca cola después y finalmente champán de melocotón. Agitábamos los brazos de pulseras negras bailando a las Bangles o INXS y hasta Etienne Daho.

La lucha diaria consistía en empujar el toque de queda de la medianoche, porque había fiesta, porque "es-que-jo-mami a los demás les dejan", porque jurábamos limpiar nuestro cuarto al día siguiente. A la mañana siguiente nos despertábamos todavía confusas por la hora que era, bajábamos a desayunar en la terraza (pain au chocolat para mí, extraños salados untables para Lovely) y veíamos pasar los barcos por el canal. Después montábamos en las bicis y nos íbamos a bañar, a perseguir adolescentes en tres idiomas o a comprar baguettes al camping. Y casi nunca ordenábamos la habitación.

La bicicleta de LovelyV era rosa. Cursi, retro y rosa, con cestita a juego y timbre. La mía era igual de cursi y de retro, pero en color amarillo apagado. Amábamos esas bicis, incluso entonces, cuando no teníamos ninguna perspectiva sobre el diseño nostálgico ni apreciábamos lo que significaba tener 15 años, la piel tostada en mate y una única obligación de aprobar Física en septiembre.

Esta mañana me he acordado de esos paréntesis franceses con LovelyV y no me ha hecho falta escuchar el True Blue de Madonna para volver al porche de madera que crujía bajo las bambas blancas, ni para saber que me encantaría volver a tener esa bici cursi de los ochenta. Seguro que le compraría una cesta como ésta.

domingo, 18 de febrero de 2007

jueves, 15 de febrero de 2007

Taô bonito!

Vuelvo después de uno de esos extraños viajes de trabajo que me reconcilian con las carreteras y me llenan la cabeza de radios mal sintonizadas. En Madrid todo parece igual, más quieto por el frío. Lo que pasa es que mi cabeza de nuevo se ha largado de la ciudad, y ni siquiera se para en las montañas. Hoy tengo la cabeza en Cascais, por ejemplo. Y nunca he estado. Los pies, en Lisboa. El resto se reparte por el sur de Portugal.

Me he vuelto medio portuguesa de adopción a través de Internet. Me han salido extensiones en el pelo que se enredan con el aire que corre en Sintra y me imagino a todos los bebés del Cabo San Vicente calzando los zapatos de Catarina.

Los fines de semana descanso las rodillas en una casa rural de Marialva y duermo con el ojo puesto en la muñeca que Rosa ha cosido y que me devuelve la mirada desde la mecedora.

Las chicas de Ana Ventura están secretamente montando un ejército de colores reciclados. Las imagino desembarcando de un velero pirata y marchando sobre un patio de Coimbra.

Me queda por contar todo lo que haría si fuera a Japón.

domingo, 11 de febrero de 2007

Después de la siesta de antes de comer



Una de las cosas que más molan de ser un niño es la cantidad de siestas que te llevas en un mismo día. Opino.

viernes, 9 de febrero de 2007

Ligera

En la oficina de objetos perdidos deben andar entre 5 y 8 kilos que no encuentro por ninguna parte. Empecé a perder peso cuando menos lo esperaba, aunque todos los manuales avisan de que tras amamantar al bebé, el cuerpo de una se va quedando más o menos como antes del embarazo. Ya. Pero es que yo en el embarazo pesaba una pequeña barbaridad.

Ha pasado más de un año y medio desde entonces, y mis piernas siguen flacas, lo del medio casi ha desaparecido y de cara estoy refea. Donde antes había pómulos y ojos, ahora hay unas rayas nuevas, alguna hendidura y colores del desierto. Algunos me dicen que lo que yo necesito es un cocidohijamía. Algunas susurran puesquesuerte. El director del banco donde nos concedieron la hiperteca me pregunta si he ido al médico. Creo que Luis del Olmo opinará en breve.

Ayer recogí los últimos análisis de este cuerpo flaco. Todo bien. Azúcar, bien. Tiroides, bien. Colesterol, bien. Hierro, bien.

- ¿Y qué tengo? -pregunto a la doctora, que me sonríe y levanta las cejas.
- Nada.
- Guay.
- ¿Qué has comido esta semana?
- (...) - A ella le voy contando los menús, a vosotros os lo ahorro.
- Pues me parece bien. Come un poco más y descansa todo lo que puedas.
- ... Vale.
- Es que has cambiado de vida, es normal.

Salgo de la consulta con mis pómulos desaparecidos, mi vida cambiada y mis análisis doblados dentro del bolso. Me siento más ligera.

martes, 6 de febrero de 2007

Caramelo

one of his first lollies everLa sensación pastosa en la boca cuando te despiertas de una siesta en el sofá. La certeza que te hace frenar en mitad de las escaleras del metro y buscar con la mirada un quiosco abierto. Tamborilear con los dedos sobre la mesa después de zamparte una trucha a la espalda. Sabes lo que es. Sabes lo que necesitas. Helado. Chocolate. Una naranja. Tres mandarinas. Tarta de queso.

Azúcar.

Hace dos sábados que Bruno probó su primera piruleta. Fue en el cumpleaños de un colega. En el parque, a una temperatura siberiana. Felicidad con sabor a fresa.

lunes, 5 de febrero de 2007

Imperfecta simple

No soy una ama de casa desesperada, nunca lo fui, y tengo una vocación nula para las cosas del querer en el hogar. Odio limpiar, apenas tengo tiempo para planchar, sudo lo mío cada vez que tengo que fregotear el baño.

No soy ama de casa, pero también le echo horas al asunto cuando termina mi jornada en la agencia. Como casi todo el mundo. No soy maruja ni loca de su casa, pero me encanta cocinar, incluso complicándome la vida. Eso me convierte en pija del supermercado, supongo, pero no en ama de casa.

Me gusta la decoración, las telas, el papel pintado, los muebles antiguos, los sofás de diseño, nuestra nueva cocina 2.0. Eso me convierte en quasi-suscriptora del AD, y poco más. No soy ama de casa, no tengo maña para compatibilizar la limpieza de las cortinas con nuestro aspirador sin bolsa. No soy multitarea, aunque lo intente a menudo.

Soy imperfecta, y bastante simple. No soy supermamá, ni wonderwoman, pero a veces, eso sí, me gustaría ser Mary Poppins.

viernes, 2 de febrero de 2007

Hiperteca

No me hables de números que implosiono.

Calentamiento global, subvenciones a familias numerosas o cantidad de urbanistas enrejados en los últimos seis meses resultan temas mucho más interesantes que la incidencia del Euribor sobre mi vida doméstica. Y sin embargo.

No me hables de gastos, de pagos, de domiciliaciones, de condiciones hipotecarias. Sobre todo no me preguntes en cuánto está la hipoteca este mes. Porque si me preguntas, lo mismo te contesto.

Putos bancos y pinches los especuladores y maldita mi hiperteca por una casa a sesenta kilómetros de Madrid.

jueves, 25 de enero de 2007

No me veo reflejada

Nuestra casa va tomando forma con el tiempo, haciendo sitio a los gustos y manías de dos personas absolutamente distintas y a menudo complementarias. Nuestra casa se va amoldando a los ajustes que le imponemos y ya lleva dos años acostumbrándose a nuestros colores, a los dedos de Bruno sobre la pared, a las miradas hitlerianas hacia el gotelé, a los cuadros que se unen y se repelen en función de la temporada. Nuestra casa, claro, tiene asignaturas pendientes. Una de ellas es la interesante cantidad de espejos que te miran desde todas partes.

Empezamos con un espejo de pared de dimensiones estándar (70 x 50?), que una amiga hizo para Pablo y del que soy fan rendida. Luego llegó uno inmenso, cool, tamaño puerta, marco en madera de wengué, regalo de boda. Este se vino con nosotros a la mudanza: yo acarreaba a mi proyecto de ocho meses en la tripa, Pablo subía impertérrito los tres pisos con el espejo a cuestas.

Uno de los primeros ajustes que hicimos en la casa fue en el baño, con una estantería a medida en naranja psicodélico y un espejo nuevo, encargado a medida y de pared a pared, aunque no de suelo a techo. Para cuando llegas al dormitorio principal la sobredosis de espejo ya te ha abrumado. Porque justo detrás de la cama hay un vestidor ganado a una esquina traicionera, oculto por cuatro puertas correderas que por supuesto son de espejo.

Llevo dos años dando vueltas a la manera de ocultar esas puertas. ¿Una cortina? ¿Papel pintado en cada hoja? Esa opción es la que más me gusta por el momento, pero acepto tantas sugerencias como se os ocurran. Excepto el visillo de bolitas, estoy dispuesta a todo.

martes, 23 de enero de 2007

Rastreadora

Bucear en google es como hacer punto de cruz. Mata las horas. Conseguí mi primer trabajo en un medio digital porque sabía usar un buscador. Era 1999. Y si esto te parece una batallita, agárrate porque nos vamos áun más lejos. Esto termina en el patio de mi colegio.

Hay un tipo que sale regularmente en los titulares sobre cosas de jueces y juicios. Se le conoce por su apellido, compuesto, exacto al de un niño de mi clase. La semana pasada se me antojó descubrir si existía coincidencia o parentesco, y me puse a hurgar en google. No encontré pruebas con fundamento pero para entonces ya estaba perdida en mi propia versión de 'Class of 84'.

Uno de los niños de mi clase sale ahora hablando entre comillas. Es ingeniero de Telefónica y le citan en un artículo. La niña del chándal turquesa de felpa es fan de Valentino Rossi. Otro aparece en los registros del imdb porque es técnico de sonido. La chica de la cuarta fila que nunca quería hacer los deberes de Lengua tuvo a su padre preso por peligrosísimas ideas comunistas y la primera vez que le vio, él llevaba esposas. El que no parece tener nada que ver con los titulares de la Audiencia Nacional trabaja en una multinacional española. Uno aparece porque les han puesto una multa en Donosti. Espero que no le hayan quitado puntos.

lunes, 22 de enero de 2007

No, en serio

Voy a actualizar el blog. Pronto.

martes, 16 de enero de 2007

Estas son las mañanitas

Me despierto dos veces todos los días. O más. Si Bruno no tiene inconveniente, lo primero que oigo cada mañana es el despertador del móvil. A las seis y cuarto. Ducha-café-agua para el biberón-organización de mr.bento-donde están las llaves-matarilerilerile-salto al bus.

Son cuarentaycinco minutos de autobús por la A-6 y a esas horas el que no duerme es porque tiene la conciencia llena de asuntos turbios o cafeína. Cuando bajo en Moncloa aún me quedan veinte minutos de trayecto en dos líneas de metro y camino hacia el torniquete intentando no frotarme los ojos, dejando que mis pies-el cuello-las puntas de los dedos de la mano izquierda-los riñones se vayan reacomodando en el cuerpo después de despertarse por segunda vez.

miércoles, 10 de enero de 2007

La lista de la compra

- ITEM: Mayonesa. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 4. ANOTACIONES AL MARGEN: Hace un montón de tiempo que no tenemos mayonesa en casa. Y no es precisamente porque genere mi propio ungüento en la thermomix. El misterio de la mayonesa está a punto de terminar. Me niego por cierto a usar el término 'mahonesa' o aceptar a quienes sí lo hacen.

- ITEM: Botiquín. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 5. ANOTACIONES AL MARGEN: Antes este era el botiquín oficial de la casa, pero lo tunée y ahora le he ascendido a nuevas funciones, además no encajaba bien, dado su físico corpulento y algo cúbico, en las baldas del cuarto de baño.

- ITEM: Reproductor de DVD. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 3. ANOTACIONES AL MARGEN: El futuro reproductor será el tercero en nuestro hogar. Jubilamos al primero injustamente por falta de experiencia en el mercado del consumo y el segundo murió de éxito antes de alcanzar su plenitud. Ahora necesitamos un trasto que reproduzca baby einsteins, teletubbies y cotizados episodios de los soprano, pero nos estamos empijotando con el "ya que estamos, que grabe de la tele y sepa coser con hilo doble", y se nos va de presupuesto.

- ITEM: Mermelada. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 2. ANOTACIONES AL MARGEN: Parecido al asunto de la mayonesa, pero más inquietante. El bote anterior, de frambuesa, tardó cerca de un año en consumirse, y aún seguiría entre nosotros si no fuera porque lo usé de topping en la tarta de queso de nochevieja. Lo que pasa con la mermelada (un día hablamos de la diferencia entre mermelada y confitura) es que casi nunca te acuerdas de que está ahí, pero basta que se te acabe para que te entren unas ganas bulímicas de consumirla.

- ITEM: Peras. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 2. ANOTACIONES AL MARGEN: Me he ganado la metapalabra google del mes con este ítem, pero es importante que entre en la lista de la compra porque Bruno las ha descubierto como alimento de culto (junto con los quesitos de la vaca que ríe y ciertas galletas). Él las llama 'patata', pero, ojo frase, a mi hijo le chiflan las peras de conferencia.

- ITEM: Butaca Astrid. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 5. ANOTACIONES AL MARGEN: En realidad lo que necesitamos es un sofá, pero un objeto tan bonito como éste y tapizado con una tela así es mortal de necesidad, pienso.

- ITEM: Dodotis. GRADO DE NECESIDAD (1-5): 5. ANOTACIONES AL MARGEN: Bruno tiene un paquete recién abierto de pañales, pero mi nuevo yo ha decidido que nunca habrá suficientes en casa. Cuando tienes un hijo, tu economía se ve, digamos, afectada, y la tentación de recurrir a la marca blanca surge más veces de las que quisieras admitir. Esto no es pecado, ni siquiera en el mundo de los pañales. Sin embargo sí hay algo que no debes hacer NUNCA: comprar la marca Huggies. Tan cara o más que Dodot, es una mierda, con perdón del asunto. Tras varios accidentes, explosiones y ceños fruncidos mientras intentas envolver a tu hijo en un fajín almidonado, me rindo a los pies de mis Dodotis y me convierto en su sierva para los restos.

martes, 9 de enero de 2007

Six en la T4

Un día del verano pasado, Six se fue hasta la T4 para coger un avión a la casa familiar gallega. Era su primera vez en la nueva terminal. De hecho, la T4 era tan reciente que aún salía en los telediarios por razones arquitectónicas. Allí se plantó con su maletita estilo -imagino- trolley, y se puso en una fila para facturar. Llevaba ya un rato haciendo cola cuando se enteró de que antes había que sacar la tarjeta de embarque en "una maquinita". Pfff. Pues vale.

Pero el aparato expendedor también tenía su propia cola de viajeros perdidos y además sólo emitía embarques hasta media hora antes de la salida del vuelo, y entre tanta fila y tanta gaita, Six se estaba quedando sin tiempo. Miró el reloj del móvil con cierta languidez y salió de la flamante terminal en busca de un taxi. Volvió a casa y reservó plaza ese mismo día en el primer autocar destino Coruña.

En el camino de vuelta desde el aeropuerto volvió a mirar el reloj y comprobó que su vuelo aún no había despegado para cuando ella llegó a la puerta de su apartamento, trolley en mano. Por teléfono me lo explicaba días más tarde: "No llegué a perder el vuelo, simplemente no quise entrar en ese juego de estrés. Llegué unas diez horas más tarde de lo previsto, pero la mar de tranquila, ya ves.".

viernes, 5 de enero de 2007

Quiénes son esos

Trix teclea deprisa sobre nuestra conversación a cuatro bandas por mail. Kurt proporciona fotos de Paris para alimentar el debate, Dixie opina de vez en cuando, yo voy y vengo sobre los correos. El tema del minuto son las tetas de Paris. Pero Trix teclea deprisa y no para. Primero pregunta ¿qué tetas?, luego no dice nada y finalmente lo suelta: no tiene tiempo para nada, hay mucho que envolver, le abduce "el espíritu de los reyes magos" (sic), dice. Y se marcha.

Ese espíritu brilla por su ausencia en mi oficina, como en todas las oficinas del país, supongo. La idea mágica y sin ironía de que esta noche las casas se llenarán de presencias furtivas que traen regalos tiene que ser emocionante para montones de niños, y para los adultos que lo celebran. Yo no tengo ni una miga de ese espíritu. Nada. Cero. Me cuesta acordarme de la fecha, no te digo más.

Mi madre se esforzaba cuando éramos pequeñas para hacernos un regalo pequeño en Reyes, pese a los pantagruélicos excesos que depositaba Santa Claus al pie del árbol. Para el señor gordo con barba sí que se genera(ba) expectación, pero yo creo que ni de niñas flipábamos con esos tres tipos que dejaban cosas dentro de los zapatos y te amenazaban constantemente con ensuciarte de carbón la moqueta.

Para qué negarlo, mi visión de estas fechas está abducida por el angloespíritu. No soy la única. Anoche, una amiga me explicaba que "tenía que" ir a la cabalgata porque se había dado cuenta de que su hijo (4 años) "no sabe nada de estos hombres, no sabe siquiera que uno es colorado, otro blanco y otro negro (nuevamente, sic)". Cómo lo entiendo. Vamos a tener que ponernos las pilas con el espíritu de los Reyes que ha invadido a Trix para que Bruno sepa quienes son esos de la mirra, el oro y el pachuli.

jueves, 4 de enero de 2007

2006 go home

Antes, cuando escribía en inglés y en este otro sitio, me curraba un repaso al año anterior a través de todos los posts. Llevo un par de días preparando el de 2006 pero he decidido no publicarlo. Resultaría enrevesado enlazar en español a todos los textos en inglés y además en esa pinche web que tenía yo antes navegar entre páginas era un suplicio de paciencia. Pero lo peor es que al repasar los acontecimientos más grandes del año pasado apenas encuentro cosas chulas que contar y, a menos que me haga la longuis y sólo hable de Bruno y la boda de Nick y Trix, sólo puedo dar la matraca con lo mucho que me gustó alguna novelita (The Kite Runner) o lo bien que estuvo aquella comida veraniega con Kurt y F. en la Mountain Family House. El resto son noticias de las feas. Y esto no es un telediario. Así que mejor paso página pero de verdad, y el repaso al 2006 que lo hagan los 40 principales. Bonjour, enero.

miércoles, 3 de enero de 2007

Gritos en el transporte público

Celebré mi cumpleaños en un garito regulín el jueves pasado. Todo fue relativamente bien en algunos aspectos y excelente en otros. Pablo y yo llegamos tarde a mi propia fiesta (it's my party and i'm late if i want too...) porque (1) nos comimos un bonito atasco en la plaza de santa ana, (2) porque el gaier que nos iba a reservar una habitación en su hotel gaier no nos esperó 15 minutos y (3) porque, claro, tuvimos que caminar un poquito hasta dar con nuestra casa para esa noche: una habitación que misteriosamente no olía a ratas muertas, en la calle del Prado.

Llegamos al bar de la convocatoria y allí estaban Nick y Trix, que son la Pareja del Año pasado pero también del actual, ya lo veréis, lo vaticino; David, la persona más sonriente que conozco en todo Madrid; Dwalks, que nos contó anécdotas de lujo del mundo nossturno de la noche; Six, guapa y ella a rabiar; Arwen, compañera de fatigas y futura compañera de más fatigas, con su estupendo marío; F., que apareció a la vez que nosotros con aspecto de recién escapado de alguna parte con fuego y chicas chillando; la belle Marie revolucionando al personal masculino sin saberlo siquiera, Mano, en permanente aterrizaje, y por supuesto Kurt.

Las cajas-regalo de Kurt se están convirtiendo en una tendencia local que celebramos mucho. Cuando cumplí 30, me regaló una caja de las pequeñas de mudanza, llena de libros, revistas, mogollón de tarros de chuches y chocolates de disseny catalán. Era una cesta de navidad alternativa. Tomen nota los de marketing viral, directo y telemarketing.

Este año, Kurt se curró un envoltorio oficinista con una foto tuneada a lo Ouka Lele de Paris y Britney. Entre los enseres del regalo, una novelita que llevaba en mi wishlist un buen rato, a saber, la última de Palahniuk, en inglés. 'Haunted'.

Me he leído casi todas las novelas de Chuck Palahniuk y siempre tienen momentos que dan bastante repelús. Historias de supermodelos que tienen accidentes de tráfico en los que los pájaros devoran sus párpados tras el impacto, o de albañiles que esconden frases para la posteridad en el interior de las paredes de las casas que construyen. 'Haunted' no da nada de repelús. Ni grima. 'Haunted' provoca gritos. Yo ayer empecé el libro, y grité. Me parece que no voy a seguir con el libro.

Por lo que he visto, 'Haunted' es la historia de una veintena de aspirantes a escritores que contestan un anuncio en el que se ofrece una especie de retiro espiritual de tres meses para escribir la obra maestra que llevan dentro. Palahniuk te va presentando a los personajes, que en realidad están a punto de vivir un encierro repugnante donde falta lo mínimo para sobrevivir con dignidad. Total, cada uno se va presentando con un cuento escrito por ellos. El primero narra tres historias relacionadas con accidentes producidos durante la masturbación.

No recuerdo haber leído nada tan cruel y gráfico sin que se murieran los personajes (ver 'American Psycho' con más detalles y menos marcas). Tampoco recuerdo haber soltado el grito que oí salir de mi boca mientras leía el primer cuento (segundo capítulo) ayer en el metro. Afortunadamente todos los presentes tuvieron una actitud muy manhattanita y nadie se inmutó, pero mi grito se quedó ahí, suspendido delante de mi boca. Salté al epílogo, donde Palahniuk cuenta que durante las lecturas de ese cuento en algunos foros hubo gente que se desmayó. Cerré el libro y me hice una lista mental de cosas rosas y con organdí para contrarrestar los efectos de 'Haunted'.

Bajé del metro y me subí al bus que me lleva todas las tardes al pueblito. Me senté sola en la ventanilla y coloqué todos mis cachivaches (bolsos, mr. bento, prensa) en el asiento de al lado. Una mujer y su hija de unos cinco o seis años se sentaron al otro lado del pasillo. La niña miraba por la ventana y canturreaba. No había melodía, era más bien una especie de canción automática hecha con todo lo que se le venía a la cabeza. Así: "Los patos no están / Ha venido mi mamá / Suerte que tienes / Los patos sin mamá". Y luego, aunque me pareció entender mal, empezó otra serie de repeticiones: "Me van a matar / quiero morirme / me van a matar / esos patooooos / te vas a moriiiir".

La madre estaba ajetreada doblando cazadoras para ponerlas en el compartimento superior y no atendía a la canción de su niña rubia, que ya había subido el volumen de la música hasta convertirla en grito. El autobús arrancó y la niña siguió cantando sus cosas de patos y gente muerta hasta que gradualmente cerró los ojos y se echó una siesta en los brazos de su madre.

martes, 2 de enero de 2007

Irnos

Muchas veces tengo ganas de meter pocas cosas en una maleta y largarme al mar. Otras veces, también muchas, tengo ganas de meter pocas cosas en una caja y largarme a otra ciudad. Otro país. Otros timbres en otras puertas, otras luces, otras caras, otra galaxia. Y siempre tengo ganas de irme a París, aunque sea un fin de semana exprés. Porque me fascina y porque, parece mentira, nunca he estado. Nos vamos en Marzo. De este feliz 2007.