martes, 9 de enero de 2007

Six en la T4

Un día del verano pasado, Six se fue hasta la T4 para coger un avión a la casa familiar gallega. Era su primera vez en la nueva terminal. De hecho, la T4 era tan reciente que aún salía en los telediarios por razones arquitectónicas. Allí se plantó con su maletita estilo -imagino- trolley, y se puso en una fila para facturar. Llevaba ya un rato haciendo cola cuando se enteró de que antes había que sacar la tarjeta de embarque en "una maquinita". Pfff. Pues vale.

Pero el aparato expendedor también tenía su propia cola de viajeros perdidos y además sólo emitía embarques hasta media hora antes de la salida del vuelo, y entre tanta fila y tanta gaita, Six se estaba quedando sin tiempo. Miró el reloj del móvil con cierta languidez y salió de la flamante terminal en busca de un taxi. Volvió a casa y reservó plaza ese mismo día en el primer autocar destino Coruña.

En el camino de vuelta desde el aeropuerto volvió a mirar el reloj y comprobó que su vuelo aún no había despegado para cuando ella llegó a la puerta de su apartamento, trolley en mano. Por teléfono me lo explicaba días más tarde: "No llegué a perder el vuelo, simplemente no quise entrar en ese juego de estrés. Llegué unas diez horas más tarde de lo previsto, pero la mar de tranquila, ya ves.".

1 comentario:

Hans dijo...

Pero... ¿quién es esa persona formidable? Rendido quedo a sus pies! Qué saber estar!
(La palabra de comprobación que me ha tocado es wemvum. Sounds nice!)