jueves, 31 de mayo de 2007

Clienta electrónica

Es mi nuevo autoproclamado cargo. Compro por internet como si las tiendas del barrio no existieran. Como si lo hubieran hecho siete generaciones de mis antepasados. Como si fuera lo normal. Lo obvio.

Me he comprado mariposas de papel, mi vestido de novia, pantalones para Bruno pintados a mano por una madre de tres en Virginia del Norte, latas de mejillones, ilustraciones en tinta sobre páginas de novela negra, camisetas retromodernas y el 30% de los libros de la estantería.


Y ahora que una amiga va a tener una Sofía, la clienta electrónica que hay en mí acaba de hacerse con estos zapatos, que llevo meses mirando en la casa de Catarina M.. Ella los llama sapatinhos.

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