miércoles, 3 de enero de 2007

Gritos en el transporte público

Celebré mi cumpleaños en un garito regulín el jueves pasado. Todo fue relativamente bien en algunos aspectos y excelente en otros. Pablo y yo llegamos tarde a mi propia fiesta (it's my party and i'm late if i want too...) porque (1) nos comimos un bonito atasco en la plaza de santa ana, (2) porque el gaier que nos iba a reservar una habitación en su hotel gaier no nos esperó 15 minutos y (3) porque, claro, tuvimos que caminar un poquito hasta dar con nuestra casa para esa noche: una habitación que misteriosamente no olía a ratas muertas, en la calle del Prado.

Llegamos al bar de la convocatoria y allí estaban Nick y Trix, que son la Pareja del Año pasado pero también del actual, ya lo veréis, lo vaticino; David, la persona más sonriente que conozco en todo Madrid; Dwalks, que nos contó anécdotas de lujo del mundo nossturno de la noche; Six, guapa y ella a rabiar; Arwen, compañera de fatigas y futura compañera de más fatigas, con su estupendo marío; F., que apareció a la vez que nosotros con aspecto de recién escapado de alguna parte con fuego y chicas chillando; la belle Marie revolucionando al personal masculino sin saberlo siquiera, Mano, en permanente aterrizaje, y por supuesto Kurt.

Las cajas-regalo de Kurt se están convirtiendo en una tendencia local que celebramos mucho. Cuando cumplí 30, me regaló una caja de las pequeñas de mudanza, llena de libros, revistas, mogollón de tarros de chuches y chocolates de disseny catalán. Era una cesta de navidad alternativa. Tomen nota los de marketing viral, directo y telemarketing.

Este año, Kurt se curró un envoltorio oficinista con una foto tuneada a lo Ouka Lele de Paris y Britney. Entre los enseres del regalo, una novelita que llevaba en mi wishlist un buen rato, a saber, la última de Palahniuk, en inglés. 'Haunted'.

Me he leído casi todas las novelas de Chuck Palahniuk y siempre tienen momentos que dan bastante repelús. Historias de supermodelos que tienen accidentes de tráfico en los que los pájaros devoran sus párpados tras el impacto, o de albañiles que esconden frases para la posteridad en el interior de las paredes de las casas que construyen. 'Haunted' no da nada de repelús. Ni grima. 'Haunted' provoca gritos. Yo ayer empecé el libro, y grité. Me parece que no voy a seguir con el libro.

Por lo que he visto, 'Haunted' es la historia de una veintena de aspirantes a escritores que contestan un anuncio en el que se ofrece una especie de retiro espiritual de tres meses para escribir la obra maestra que llevan dentro. Palahniuk te va presentando a los personajes, que en realidad están a punto de vivir un encierro repugnante donde falta lo mínimo para sobrevivir con dignidad. Total, cada uno se va presentando con un cuento escrito por ellos. El primero narra tres historias relacionadas con accidentes producidos durante la masturbación.

No recuerdo haber leído nada tan cruel y gráfico sin que se murieran los personajes (ver 'American Psycho' con más detalles y menos marcas). Tampoco recuerdo haber soltado el grito que oí salir de mi boca mientras leía el primer cuento (segundo capítulo) ayer en el metro. Afortunadamente todos los presentes tuvieron una actitud muy manhattanita y nadie se inmutó, pero mi grito se quedó ahí, suspendido delante de mi boca. Salté al epílogo, donde Palahniuk cuenta que durante las lecturas de ese cuento en algunos foros hubo gente que se desmayó. Cerré el libro y me hice una lista mental de cosas rosas y con organdí para contrarrestar los efectos de 'Haunted'.

Bajé del metro y me subí al bus que me lleva todas las tardes al pueblito. Me senté sola en la ventanilla y coloqué todos mis cachivaches (bolsos, mr. bento, prensa) en el asiento de al lado. Una mujer y su hija de unos cinco o seis años se sentaron al otro lado del pasillo. La niña miraba por la ventana y canturreaba. No había melodía, era más bien una especie de canción automática hecha con todo lo que se le venía a la cabeza. Así: "Los patos no están / Ha venido mi mamá / Suerte que tienes / Los patos sin mamá". Y luego, aunque me pareció entender mal, empezó otra serie de repeticiones: "Me van a matar / quiero morirme / me van a matar / esos patooooos / te vas a moriiiir".

La madre estaba ajetreada doblando cazadoras para ponerlas en el compartimento superior y no atendía a la canción de su niña rubia, que ya había subido el volumen de la música hasta convertirla en grito. El autobús arrancó y la niña siguió cantando sus cosas de patos y gente muerta hasta que gradualmente cerró los ojos y se echó una siesta en los brazos de su madre.

3 comentarios:

dwalks dijo...

"Dwalks, que nos contó anécdotas de lujo del mundo nossturno de la noche"

ejem, aunque técnicamente la definición que has dado es correcta, que yo recuerde, fui severamente presionado por todos para contar esas anécdotas en cuanto mencionaste el tema.

y no traigas a más amigas así si tienen novio, supone un despliege de medios vacuo, sobre todo cuando eres el último en enterarte.

kurt dijo...

no me digas que no te advertí de que "guts" es posiblemente el texto más desagradable escrito jamás, más incluso que las leyes tributarias.

se me olvidó.

ooops, sorry

Unknown dijo...

Dwalks, darling, así son las cosas. Luego me comentaron que te faltó mucho bodilanguich, así que el despliegue no fue para tanto, que te he visto mejores campañas, rey. Y efectivamente te presioné un poco para que contaras aquello de con esa, desde aquí me disculpo y te lanzo unos besines de perdonámepibe...

Kurt. Sólo me dijiste que "era jevi".