jueves, 26 de abril de 2007

Despierta. Corre. Curra. Repite.

Mañana me voy a Sevilla a trabajar un rato pero en realidad será una copia de hoy, ayer y el martes de la semana pasada. Aparte de los ratos que me adjudico para estar con Bruno y con Pablo, últimamente la agenda está llena de despierta-corre-curra (repetir hasta resultado apropiado).

En otro orden de cosas, la economía de guerra y sobre todo el ya mencionado escaso presupuesto de ratos libres me hacen experimentar con el tinte más allá de las fronteras de la peluquería. Escribo con la cabeza emplastada en un asunto que por ahora es rosa.

Mañana me voy a Sevilla, puede que con el pelo rosa. Qué propia para la Feria.

martes, 24 de abril de 2007

Still crazy after all these years

Después del intenso picnic de la tarde del sábado, mi hermana y yo nos adentramos en Madrid para irnos a cenar con unas mujeres, todas extranjeras, todas divinas, a celebrar la despedida de soltera de LovelyV. El circuito empezó en Spott, continuó en la parte baja del Susan y finiquitó por mi parte en el Costello. Una retirada a tiempo es básica cuando estás de fiesta infantil-juvenil desde primera hora de la mañana (dijo ella a la defensiva).

Yo no conocía el Costello porque llevo fuera de la noshe madrileña demasiado tiempo, pero me encontré en casa nada más cruzar la puerta. Qué alegría de ambiente, de musiquita y tremenda la sopresa cuando bajas la escalera y un garito nuevo ruge detrás de la cortina.

Mientras aún estábamos en la planta de arriba, mi hermana me señaló una pareja que se miraba así como mirabas tú a tu tercera novia en el instituto, y como miraba yo a River Phoenix en el poster de mi cuarto. Mi hermana les había tratado una vez por un bisnes y ahora dudaba si saludar o no. Ellos, acaramelados y envueltos en merengue, charlaban y se reían y se contaban cosas al oído. Ella tenía el pelo largo y él también. Rondaban los 30. Bebían cerveza.

Mi hermana me dio más datos. "Tienen tres hijos". Y entonces me volví a girar, casi sin discreción, para comprobar que eran ellos. Ella se tocaba la melena y él sonreía, mirándola así como tú mirabas los escaparates de Viena Capellanes al salir del cole. Tres hijos después, yo también querría mirar a mi pareja con enajenación romántica aguda. Y que me mirara como si fuera Uma Thurman envuelta en látex, y no Uma B. envuelta en ojeras. Por ejemplo.

domingo, 22 de abril de 2007

Categoría: + 2 años

Bruno cumple dos años dentro de unas horas. Por extensión, yo cumplo dos años con el título de madre. Llevamos celebrándolo desde ayer, y lo que nos queda.

Hicimos un picnic en una pradera cerca de casa. Aquí hay algunas fotos. Vinieron muchos de nuestros amigos y sobre todo bastantes más niños de lo que pensaba. También fue aún más divertido de lo que pensaba. A Bruno le regalaron juguetes y nada más que juguetes. Me ha impresionado que todos sean tan bonitos y escogidos con tanto mimo. Y me ha impactado ver que Bruno era perfectamente consciente de que ésa era su fiesta y se hizo con un saco de emociones y risas y ohhhh y alaaaaaaaaaaaaaa y carreras alrededor del merendero. Faltó comida, cubiertos y organización. Sobró un poco de cocacola. Nos lo pasamos muy bien. Y la tarta estaba buenísima.

Total, que nos quedan unas cuantas horas para ser padres de un niño de dos años que se acaba de convertir al azúcar de las piruletas con fe a estrenar y que canta la versión inglesa de cumpleaños feliz y la española de Debajo Un Botón. Ya no es ningún bebé. Me di cuenta cuando empezó a señalarlos (a los bebés) por la calle. Aún no sabe saltar muy bien pero corre con clase y está muy suelto con las escaleras en cualquier dirección. No se sabe abrochar el abrigo pero se lo quita en cuatro segundos. Habla dos idiomas pero todavía no domina ninguno. Si le preguntas te dirá que tiene tos años y hará un gesto flamenco con las manos.

martes, 17 de abril de 2007

Debo ser la única

que ni siente ni padece ni le interesa ni le importa ni conoce
second life.



PD: Pero a esta tendencia sí que me he apuntado, oiga.

miércoles, 11 de abril de 2007

martes, 3 de abril de 2007

De tu edad

Una cosa son los años y otra la edad.

Qué silencio.
(Será que la mitad de quienes normalmente me leéis habéis hecho una espantá ante la perspectiva del rollo "la edad está en el interior y lo importante es cómo te sientas, no lo que diga el DNI").

Una cosa son los años y otra es que alguien que podría ser tu padre o tu tío el mediano te diga "la gente de nuestra edad" y resulta que se refiere a su edad y a la tuya COMO SI FUERAN LA MISMA FRANJA HORARIA. Decido que son argucias para crear cercanías ficticias entre personas, pero no puedo evitar hacer memoria. Rebobino hasta que mis pies se plantan delante del mostrador de la farmacia. "Es que se me ensucia el pelo", le explico. La farmacéutica -canosa de pelo, serena de ojos, con la piel del cuello descolgada- me mira prolongadamente, esperando a que continúe, con un tipo de atención que sólo he detectado en farmacéuticos. Así que amplío información y le cuento que esto nunca me ha pasado, que el pelo limpio me dura unas horas, que ya no sé si embutirme para siempre en un sombrero panamá o fomentar el look GI Jane. "Esto pasa a nuestra edad, sobre todo si eres madre. Prueba con este de Vichy". Sobre el mostrador he colocado el antibiótico infantil y crema extra hidratante ultra mega intensa o sea no te cuento lo que hidrata para la piel de Bruno. La farmacéutica no necesitaba más pistas para saber que tengo un hijo, así que salgo de allí con la etiqueta de madre, la de "nuestra edad" y la de "estresada, hormonalmente irregular y con el pelo grasiento".

Y lo cierto es que con 33 años no tengo ni idea de cuántos años tengo y mucho menos de la edad a la que pertenezco.

(feliz cumpleaños, lovely ;)